Antes de entrar deja fuera tu rabia y tu ira. Bienvenido a este bosque encantado, un lugar donde podemos dar rienda suelta a ese niño que todos llevamos dentro, tienes mi permiso para dejarle salir y que haga locuras. Sumérgete en este mundo mágico de las hadas y los duendes y vuelve pronto, te esperaré agitando mis alas

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sábado, 30 de noviembre de 2013

Algo sobre las rosas (mitología)

Se dice que la diosa Cibeles creó esta bella flor para poder vengarse de la diosa Afrodita, puesto que sólo la belleza de la rosa podía compararse y competir con la belleza de la Diosa del Amor, por eso fue consagrada a Afrodita. El perfume de esta flor, junto con su hermosura, son el símbolo del amor, y sus espinas representan el dolor y el daño que causa el amor, las heridas que éste puede abrir.

La sonrisa de Eros dio lugar al nacimiento de la rosa, o bien cayó de los cabellos de la Aurora, Diosa del Alba, cuando se estaba peinando. En la mitología romana se atribuye al dios Baco, Dios del Vino, la aparición de las rosas. Y una leyenda de los países rumanos narra la historia de una hermosísima princesa que se bañaba en un lago, el sol se detuvo durante tres días para contemplar a la joven; cuando Dios advirtió el peligro que corría el orden del universo, convirtió a la princesa en una rosa y obligó al sol a continuar su camino. Se dice que por esta razón las rosas agachan sus cabezas y se sonrojan cuando el sol sale en su busca.

viernes, 22 de noviembre de 2013

Leyenda india de Amor


Cuenta una leyenda de los indios Sioux que, cierta vez, Toro Bravo y Nube Azul llegaron tomados de la mano a la tienda del viejo hechicero de la tribu y le pidieron:

- Nosotros nos amamos y vamos a casarnos. Pero nos amamos tanto que queremos un consejo que nos garantice estar para siempre juntos, que nos asegure estar uno al lado del otro hasta la muerte. Hay algo que podamos hacer?

Y el viejo, emocionado al verlos tan jóvenes, tan apasionados y tan ansiosos por una palabra, les dijo:

- Hacer lo que pueda ser hecho, aunque sean tareas muy difíciles. Tu, Nube Azul, debes escalar el monte al norte de la aldea solo con una red, cazar el halcón más fuerte y traerlo aquí, con vida, hasta el tercer día después de la luna llena. Y tú, Toro Bravo, debes escalar la montaña del trueno; allá encima encontrarás a las mas brava de todas las águilas. Solamente con una red deberás atraparla y traerla para mí, viva!

Los jóvenes se abrazaron con ternura y luego partieron para cumplir con la misión.

El viejo las sacó de las bolsas y constató que eran verdaderamente hermosos ejemplares de los animales que él les había pedido.

-Y ahora, qué debemos hacer? Los jóvenes le preguntaron.

-Tomen las aves y amárrenlas una a otra por las patas con esas cintas de cuero. Cuando estén amarradas, suéltenlas para que vuelen, libres.

Ellos hicieron lo que les fue ordenado y soltaron los pájaros. El águila y el halcón intentaron volar, pero apenas consiguieron dar pequeños saltos por el terreno.

Minutos después, irritadas por la imposibilidad de volar, las aves comenzaron a agredirse una a otra, picándose hasta lastimarse.

Entonces, el viejo dijo:

- Jamás se olviden lo que están viendo. Y este es mi consejo:  Ustedes son como el águila y el halcón. Si estuvieran amarrados uno al otro, aunque fuera por amor, no sólo vivirán arrastrándose sino también, mas tarde o mas temprano, comenzarán a lastimarse uno al otro.

Si quieren que el amor entre ustedes perdure, vuelen juntos, pero jamás amarrados.

Libera a la persona que amas para que ella pueda volar con sus propias alas

Esta es una verdad en el matrimonio y también en las relaciones familiares, amistades y profesionales.

Respeta el derecho de las personas de volar rumbo a sus sueños.

La lección principal es saber que solamente libres las personas son capaces de amar.

ANÓNIMO

jueves, 14 de noviembre de 2013

El Puente de las Hadas


   Cuenta una leyenda que en un remoto lugar del mundo existe un puente, no visible a los ojos humanos pero del que hay numerosas  pruebas de su existencia.

    Habitantes de aquel lugar aseguran que en las claras noches de verano, si vas a bañarte al río, sientes sobre tu cabeza alegres risas y ruido de innumerables pisadas, e incluso hay quien asegura haber visto una especie de lucecitas que pasan de una orilla a la otra del río como si se tratase de una hilera de farolillos encendidos flotando por el aire y en perfecta formación en fila de uno. 
    En ocasiones visitantes de la zona que pasean por los alrededores del río afirman haber visto algunas de las diversas plantas que por allí abundan, cubiertas de un polvillo dorado que a la luz del sol refulge con tonos mágicos sin que nadie sepa decir cual es su  origen.

  Se transmite de boca en boca y de generación en generación la creencia de que, cuando todos los niños y no tan niños que habitan en aquel remoto lugar del mundo se pongan de acuerdo en desear seguir soñando y teniendo fantasía e imaginación por siempre jamás, el puente se hará visible a los ojos de todos y con él, las mágicas criaturas que lo cruzan.


Julia L. Pomposo

miércoles, 6 de noviembre de 2013

La leyenda japonesa del crisantemo

Un cielo rosa- azulado, chorreando vapores de agua, cubría el pequeño pueblito situado en un maravilloso valle, en el centro de Asia, donde habitaba la familia de los Sung.
El padre, de tez cobre canela; la madre, morena, con hermoso moño negro anudado a su nuca,
de menudos pechos ahumados, que gemían baladas redondas; y el hijo, de un año,
componían la feliz familia que las hojas de los cerezos y la nieve de las montañas cercanas soñaron contemplar.
Los días de fiesta, se ponían su traje más hermoso y salían al campo a pasear y admirar su belleza.
Uno de esos días la familia no salió. El pequeño Shu, estaba enfermo.
-Se habrá resfriado esta mañana – dijo el padre.
-Sí; dentro de unos días estará bien- sentenció la madre.
Pasaron los días y el pequeño no mejoraba. La madre, preocupada, viendo la palidez de la carita del niño, dijo:
-Escucha, esposo: he pensado que debemos llevar a nuestro hijo al sabio que vive en las afueras del pueblo.
Él conoce las hierbas que sanan y nos dará alguna para nuestro hijo.
-Dices bien, esposa. Mañana mismo le llevaremos.
Al día siguiente, apenas el alba se abría paso entre la noche, cuando los gallos cavaban buscando la aurora,
la pareja salió en busca del hombre sabio que recolectaba hierbas que curaban a los hombres.
Una vez delante del anciano, mirando éste al niño, escucharon las palabras negras:
- Lo siento; pero no tengo las hierbas que puedan curar a vuestro hijo.
-¡Por favor, te lo rogamos! ¡Dinos qué podemos hacer para que nuestro hijo viva! - suplicó la madre.

El sabio la miró y su pena le conmovió.
-Mira, mujer; vas a ir a lo más profundo del bosque y, en el lugar donde se encuentra el árbol más alto,
ahí hallaras una flor. ¡Tráela! Tantos pétalos como tenga; tantos días vivirá tu hijo. Sólo puedo decirte eso.
-¿Una flor?
-Sí.
La madre, con el rostro de amapola, salió en busca de la desconocida flor.
Con la soledad a cuestas y la sombra sobre sus ojos llegó al lugar del bosque donde se erguía el árbol más alto que jamás viera. Su copa se desvanecía entre hilachos de algodón.
Buscó alrededor de él, y sus ojos captaron una flor, cuya forma, color y perfume, eran la esencia de la belleza.
Cortó una y, horrorizada, vio que tan sólo la formaban cuatro pétalos.
-“¡Oh, no; mi hijo sólo vivirá cuatro días! ¡No; no lo puedo consentir!”
Y, arrodillándose, depositó la flor en el verde manto y, muy despacio, con sumo cuidado, fue rasgando cada pétalo en perfumados hilos de color. -“Mi hijo vivirá mucho más, ahora”
Regresó corriendo llena de esperanza a la casa del sabio. Le mostró la flor.
El anciano comenzó a contar los finos pétalos pero una alada brisa los amontonó
y perdió el número de los contados.
-Tengo que empezar de nuevo- dijo para sí.


Fue separando, de nuevo, con exquisito cuidado los pedacitos de flor y, de pronto,
una inesperada lluvia impidió que siguiera contado.
-Creo que es imposible contar los innumerables pétalos de esta flor.
Esto indica que tu hijo vivirá incontables días.
Podeis marchar tranquilos; el niño llegará a contar largos años en su vida.
Así fue, el niño sanó, y vivió largos años.
Los padres, agradecidos y felices, quisieron ir de nuevo, en el otoño, hasta el lugar donde crecía la flor.
La sombra del majestuoso Sándalo protegía a las especies vegetales que anidaban a sus pies de la dureza del sol.
La pareja vio, con admiración, que las flores que allí se mostraban, tenían incontables pétalos; tantos, como los que la madre había dividido a los de la primera flor.
Decidieron darle un nombre en honor a su virtud de dar larga vida a los hombres, y la llamaron Crisantemo. Es la flor nacional de Japón

martes, 22 de octubre de 2013

El origen de Halloween

Halloween (contracción de All Hallows' Eve, 'Víspera de Todos los Santos'), también conocido como Noche de Brujas o Noche de Difuntos, es una fiesta de origen celta que se celebra internacionalmente en la noche del 31 de octubre, sobre todo en países anglosajones como Canadá, Estados Unidos, Irlanda o Reino Unido,
y, en menor medida, en Argentina ,Chile, Colombia, España, México, Perú o el conjunto de Centroamérica. Sus raíces están vinculadas con la conmemoración celta del Samhain y la festividad cristiana del Día de Todos los Santos, celebrada por los católicos el 1 de noviembre. Se trata en gran parte de un festejo secular, aunque algunos consideran que posee un trasfondo religioso.
Los inmigrantes irlandeses transmitieron versiones de la tradición a América del Norte durante la Gran hambruna irlandesa.
El día se asocia a menudo con los colores naranja, negro y morado y está fuertemente ligado a símbolos como la jack-o'-lantern.
Las actividades típicas de Halloween son el famoso truco o trato y las fiestas de disfraces, además de las hogueras, la visita de casas encantadas, las bromas, la lectura de historias de miedo y el visionado de películas de terror.

martes, 1 de octubre de 2013

El leprechaun (mitología irlandesa)

Un leprechaun o lepracaun (Irlandés: leipreachán) es un tipo de duende o ser feérico —criatura de naturaleza dual: material y espiritual— masculino que habita en la isla de Irlanda. Los leprechauns son criaturas que pertenecen al folclore y a la mitología irlandesa, y se dice que habitan en Irlanda junto a todas las criaturas feéricas, los Tuatha Dé Danann y las otras gentes legendarias desde antes de la llegada de los celtas.
Los leprechauns y otras criaturas de la mitología irlandesa suelen estar asociados con «fuertes de hadas» o «anillos de hadas», que a menudo suelen ser lugares donde se encuentran antiguos -celtas o anteriores a éstos- drumlins o movimientos de tierra.
Normalmente adoptan la forma de hombres viejos que disfrutan realizando travesuras. Su oficio es el de fabricar o arreglar zapatos. Se dice que son muy ricos, ya que custodian muchas vasijas de barro (calderos) llenas de tesoros que fueron enterradas en periodos de guerra.1 Según la leyenda, si alguien logra fijar la mirada sobre un leprechaun, éste no puede escapar, pero en el momento en que se retira la mirada, desaparece.

El nombre "leprechaun" proviene de la palabra irlandesa luprachán. Sin embargo, muchos estudiosos piensan que dicha palabra deriva del gaélico leith bhrogan, que significa El que hace un zapato.
Hay varias etimologías posibles para el nombre «leprechaun». Una de las teorías más comúnmente aceptada es que el nombre proviene de la palabra irlandesa leipreachán, definida por Patrick S. Dinneen como "un enano, un duendecillo, un leprechaun; para luchorpán"; Dinnen lo define finalmente como "un enano, un leprechaun; una especie de duendecillo acuoso";2 esta palabra ha sido interpretada como "de medio cuerpo", o "de cuerpo pequeño".
as imágenes modernas de los leprechauns, especialmente las que se ven cuando se acerca el día de San Patricio, suelen mostrar un hombrecillo vestido de verde. Sin embargo, según cuenta la tradición, era posible verlos vestidos con chaqueta roja de brillantes, botones plateados, calzas azules o marrones, zapatos grandes con hebillas gruesas de plata y sombrero tricornio de copa alta.
Su estatura varía entre los quince centímetros y algo más de medio metro, y pueden tener cara traviesa y digna a la vez. Muchos tiene barba y fuman en pipa. Cuando están trabajando, suelen usar un delantal de cuero de zapatero y un pequeño martillo con el que fabrican o arreglan pequeños zapatos de talla de hada.
Aparentemente, los leprechaun no tratan a sus compañeras hadas mucho mejor que a los humanos, ya que sólo les hacen un zapato, nunca el par completo.
La versión gallega del Leprechaun es el Trasno, que se nombra en el tradicional conjuro de la queimada. En las regiones de Asturias, Cantabria y León en el norte de España, se le identifica con la figura del trasgo o trasgu.

martes, 24 de septiembre de 2013

El espino


En los meses de marzo y Abril florece el espino y, cuando lo hace, sus ramas se llenan de flores blancas formando como un copito de nieve. Si te aproximas un poco, podrás oler el perfume que desprenden sus ramas, felices porque llega la primavera.


Cuentan que si vas por el bosque aún en invierno y ves el espino florido, quiere decir que faltan poco días para que empiece la primavera. En él, una pequeña hada se oculta todo el año, para que cuando lleguen las frías noches de invierno no se sienta triste, y le cuenta historias de otros árboles, como el enfado que cogió un manzano porque un joven se quedó dormido sobre su tronco y los golpes que le propinaba con sus ramas.

Cuando llega la primavera, el espino se siente fuerte. Entonces sus flores son la envidia del bosque y la pequeña hada que en él habita se pone su mejor traje blanco, resplandeciente.

Si en primavera cuelgas una cinta de color sobre una de las ramas del Espino Albar, el hadita del Espino se asomará a concederte un deseo. Ese es su gran secreto.

viernes, 20 de septiembre de 2013

La leyenda de El Dorado

La leyenda de El Dorado nace en América del Sur después de la llegada de los conquistadores, ellos buscaban tesoros con los cuales volverse poderosos y ricos.
Un día un grupo de conquistadores llegaron a una aldea donde los indígenas realizaban un extraño ritual, cubrían por completo al jefe de la aldea con polvo de oro, luego este era sumergido en el rio para que el polvo fuese removido, al hacerlo creaba una gran mancha dorada. Los conquistadores al observar esto quedaron sorprendidos.
Pronto estos conquistadores comenzaron a contar su experiencia y cuantas mas veces era contada, mas era distorsionada, hasta el punto en que la historia contaba acerca de una ciudad completamente cubierta de oro llamada El Dorado. Los conquistadores comenzaron a buscar una ciudad que no existía, buscaron por años, desperdiciando su tiempo, todo por la avaricia y el deseo de hacerse ricos.


viernes, 13 de septiembre de 2013

La muerte no quería ser muerte

Estaba el Señor, un día en el Paraíso repartiendo los trabajos a su séquito de ángeles. Tú, serás el ángel del Amor, tú serás el de la Fe, tú el de los celos, tú el de la caridad, y así uno a uno le fue dando su trabajo. Pero quedó un ángel sin trabajo y fue corriendo al Señor y le dijo:

             -¡Mi Señor a mí no me has dado trabajo!

             - El Señor pensó un momento y dijo, está bien tu serás el ángel de la muerte, el ángel exterminador.

              - Yo Señor, apostilló el ángel,- la gente no me querrá.

              - No te preocupes dijo el Señor,  esperemos un tiempo y ya me diréis.

              Pasaron unas semanas y el Señor se juntó con su cuadrilla de ángeles, a ver que decían de su trabajo. Todos los ángeles estaban enfadados.

             -Señor, la gente en la tierra se matan por mí, dijo el ángel del amor, dice que matan y mueren por amor, y esto no me gusta.

-Señor, pueblos enteros se pelean por mí, siguió el ángel de la Fe, dicen que lo hacen en el nombre de la religión y en el Nombre de Dios.
           Y así unos tras otros, todos iban contando sus experiencias negativas, hasta que le tocó el turno al ángel de la muerte.

            - Y tú que dices, le preguntó el Señor.

            -Señor, dijo el ángel. Pues que no me quejo, porque la gente en la tierra nunca me echa la culpa, todos dicen ha muerto por culpa de la gripe, ha muerto por la guerra, ha muerto de hambre…. Y el Señor siguió, ves como a ti te he dado el mejor trabajo, pues pase lo que pase tu nunca tendrás la culpa de nada.

(No conozco al autor de este cuento, si alguien lo sabe que me lo diga e inmediatamente lo pondré)

lunes, 9 de septiembre de 2013

Los hijos del Rey y las cuatro estaciones

Había una vez un rey que tenía cuatro hijos. El buscaba que ellos aprendieran a no juzgar las cosas tan rápidamente; entonces los envió a cada uno por turnos a visitar un peral que estaba a una gran distancia.
El primer hijo fue en el Invierno, el segundo en Primavera, el tercero en Verano y el hijo más joven en el Otoño.
Cuando todos ellos habían ido y regresado; él los llamó y juntos les pidió que describieran lo que habían visto.
El primer hijo mencionó que el árbol era horrible, doblado y retorcido.
El segundo dijo que no, que estaba cubierto con brotes verdes y lleno de promesas.
El tercer hijo no estuvo de acuerdo, el dijo que estaba cargado de flores, que tenia aroma muy dulce y se veía muy hermoso, era la cosa más llena de gracia que jamás había visto.
El último de los hijos no estuvo de acuerdo con ninguno de ellos, el dijo que estaba maduro y marchitándose de tanto fruto, lleno de vida y satisfacción.
Entonces el hombre les explicó a sus hijos que todos tenían la razón, porque ellos solo habían visto una de las estaciones de la vida del árbol.
El les dijo a todos que no deben de juzgar a un árbol, o a una persona, por solo ver una de sus temporadas, y que la esencia de lo que son, el placer, regocijo y amor que viene con la vida puede ser solo medida al final, cuando todas las estaciones han pasado.
Si tú te das por vencido en el invierno, habrás perdido la promesa de la primavera, la belleza del verano, y la satisfacción del otoño.
No dejes que el dolor de una estación destruya la dicha del resto. No juzgues la vida por solo una estación difícil.
Aguanta con valor las dificultades y malas rachas porque luego disfrutarás de los buenos tiempos.
Sólo el que persevera encuentra un mañana mejor.

“En las profundidades del invierno finalmente aprendí que en mi interior habitaba un verano invencible.” (Albert Camus)

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Pachamama y el castigo de la Tierra

Don Hilario y su hijo solían cazar guanacos, vicuñas y llamas; por lo general mataba más animales de los que necesitaba, aunque a los sobrantes los vendía luego en el pueblo. Es sabido que la Pachamama, Madre tierra, no permiten que cacen sus animales por deporte, y menos que maten a las madres de las manadas.
Don Hilario, sordo a los decires, fue cazar como todos los días, pero aquella mañana la Pachamama les dio un aviso, haciendo retumbar la tierra y produciendo derrumbes en los cerros; padre e hijo intentaron cubrirse en una saliente pero la mula se empacó y forcejeando se fue acercando al abismo hasta vencer las fuerzas de don Hilario y el animal cayó al abismo... esta fue el primer pago que cobró la Pachamama.

Segundo después se terminaba el temblor y volvía el silencio a las peñas... los viajeros, asustados, contemplaban al mular al fondo del precipicio... asustados corrieron a hacerle una ofrenda a la Madre tierra, para calmar su enojo. Enterraron cosas que llevaban, como ginebra, coca y un cigarrillo, le hablaron en voz baja, con mucho respeto, pidiendo perdón, buenas cosechas y muchos animales.

Don Hilario pidió permiso para seguir cazando. La gente del pueblo también oró a la Pachamama y hasta le sacrificó una llama en su honor. Don Hilario, convencido de tener permiso para seguir cazando, se internó en los cerros, pero no lo siguieron ni su hijo ni la gente del pueblo. Luego de la cacería, Hilario retornó a su rancho y no encontró a su chango, que había salido a juntar las cabras... Preguntó a los vecinos, que nada sabían... Lo buscaron hasta pasada la oración, interrumpiendo la búsqueda al caer la noche.
Rastrearon las huellas del muchacho por uno  y otro lado, pero fue inútil. Sólo al caer la tarde hallaron las cabras, lejos del caserío. Pasaron varios días y semanas y hasta el mismo Hilario dejó de buscar a su hijo.
Una madrugada, unos arrieros que bajaban al pueblo, vieron de lejos al hijo de don Hilario... cabalgaba sobre un guanaco guiando a la manada... parecía un fantasma... iba vestido con pieles, y desapareció en la neblina del monte junto con los animales.

La Madre tierra volvió a cobrarse una deuda... llevándose al único hijo que don Hilario tenía, a cambio de los animales que él había matado innecesariamente.
Los arrieros contaron lo visto a don Hilario, quien comenzó a realizar ofrendas a la Pachamama, quien no le otorgó buenas cosechas, pero tanto y tanto debió orarle y tan puro habrá sido su arrepentimiento, que al cabo de unos años don Hilario se vio bendecido con otro hijo... a quien enseñó el respeto por los animales y la tierra.

lunes, 2 de septiembre de 2013

martes, 27 de agosto de 2013

La copa de las hadas

Después de dos meses de descanso, este blog vuelve a la carga y para su rentrée en el mundo bloguero  he elegido este hermoso poema de mi admirado Rubén Darío, porque además de que es precioso va muy con la temática del blog

LA COPA DE LAS HADAS

¿Fue en las islas de las rosas,
en el país de los sueños,
en donde hay niños risueños
y enjambre de mariposas?
Quizá.
En sus grutas doradas,
con sus diademas de oro,
allí estaban, como un coro
de reinas, todas las hadas.
Las que tienen prisioneros  
a los silfos de la luz,
las que andan con un capuz
salpicado de luceros.
Las que mantos de escarlata
lucen con regio donaire,
y las que hienden el aire
con su varita de plata.
¿Era día o noche?
El astro
de la niebla sobre el tul,
florecía en campo azul
como un lirio de alabastro.
Su peplo de oro la incierta
alba ya había tendido.
Era la hora en que en su nido
toda alondra se despierta.
Temblaba el limpio cristal
del rocío de la noche,
y estaba entreabierto el broche
de la flor primaveral.
Y en aquella región que era
de la luz y la fortuna,
cantaban un himno, a una,
ave, aurora y primavera.
Las hadas ?aquella tropa
brillante?, Delia, que he dicho,
por un extraño capricho
fabricaron una copa.
Rara, bella, sin igual,
y tan pura como bella,
pues aún no ha bebido en ella
ninguna boca mortal.
De una azucena gentil
hicieron el cáliz leve,
que era de polvo de nieve
y palidez de marfil.
Y la base fue formada
con un trémulo suspiro,
de reflejos de zafiro
y de luz cristalizada.
La copa hecha se pensó
en qué se pondría en ella
(que es el todo, niña bella,
de lo que te cuento yo).
Una dijo: ?La ilusión;
otra dijo: ?La belleza;
otra dijo: ?La riqueza;
y otra más: ?El corazón.
La Reina Mab, que es discreta,
dijo a la espléndida tropa:
?Que se ponga en esa copa
la felicidad completa.
Y cuando habló Reina tal,
produjo aplausos y asombros.
Llevaba sobre sus hombros
su soberbio manto real.
Dejó caer la divina
Reina de acento sonoro,
algo como gotas de oro
de una flauta cristalina.
Ya la Reina Mab habló;
cesó su olímpico gesto,
y las hadas tanto han puesto
que la copa se llenó.
Amor, delicia, verdad,
dicha, esplendor y riqueza,
fe, poderío, belleza...
¡Toda la felicidad!...
Y esta copa se guardó
pura, sola, inmaculada.
¿Dónde?
En una isla ignorada.
¿De dónde?
¡Se me olvidó!...
¿Fue en las islas de las rosas,
en el país de los sueños,
en donde hay niños risueños
y enjambres de mariposas?
... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...
Esto nada importa aquí,
pues por decirte escribía
que esta copa, niña mía,
la deseo para ti.

Rubén Darío

miércoles, 29 de mayo de 2013

La Leyenda de la Luz Mala

En el noroeste argentino se pueden apreciar luces fosforescentes en los cerros durante la noche, según estas leyendas aquellas luces son en realidad las almas de personas que regresan a cuidar tesoros que enterraron cuando estaban vivos.

El Farol de Mandinga son almas de personas que cuidan los tesoros que alguna vez enterraron, estas aparecen para asustar aquellas personas que intentan llevarse su tesoro. Las personas cuentan que están luces son más brillantes durante el 24 de agosto, esto porque según durante ese preciso día el diablo logra escapar la vigilancia de los ángeles y hace que las personas vayan en busca de tesoros, entonces las almas que los cuidan brillan más fuerte para asustar a todos aquellos que intentan llevárselos.
En otras regiones se habla de que las luces son almas en pena que vagan porque no tuvieron una sepultura, y para poder alejarlas basta con rezar.


sábado, 11 de mayo de 2013

La leyenda del Sol y la Luna


Antes de que hubiera día en el mundo, se reunieron los dioses en Teotihuacan.
-¿Quién alumbrará al mundo?- preguntaron.
Un dios arrogante que se llamaba Tecuciztécatl, dijo:
-Yo me encargaré de alumbrar al mundo.

Después los dioses preguntaron:
-¿Y quién más? -Se miraron unos a otros, y ninguno se atrevía a ofrecerse para aquel oficio.
-Sé tú el otro que alumbre -le dijeron a Nanahuatzin, que era un dios feo, humilde y callado. y él obedeció de buena voluntad.

Luego los dos comenzaron a hacer penitencia para llegar puros al sacrificio. Después de cuatro días, los dioses se reunieron alrededor del fuego.
Iban a presenciar el sacrificio de Tecuciztécatl y Nanahuatzin. entonces dijeron:
-¡Ea pues, Tecuciztécatl! ¡Entra tú en el fuego! y Él hizo el intento de echarse, pero le dio miedo y no se atrevió.
Cuatro veces probó, pero no pudo arrojarse
Luego los dioses dijeron:
-¡Ea pues Nanahuatzin! ¡Ahora prueba tú! -Y este dios, cerrando los ojos, se arrojó al fuego.
Cuando Tecuciztécatl vio que Nanahuatzin se había echado al fuego, se avergonzó de su cobardía y también se aventó.
Después los dioses miraron hacia el Este y dijeron:
-Por ahí aparecerá Nanahuatzin Hecho Sol-. Y fue cierto.

Nadie lo podía mirar porque lastimaba los ojos.
Resplandecía y derramaba rayos por dondequiera. Después apareció Tecuciztécatl hecho Luna.
En el mismo orden en que entraron en el fuego, los dioses aparecieron por el cielo hechos Sol y Luna.
Desde entonces hay día y noche en el mundo.

domingo, 5 de mayo de 2013

El Atrapasueños


Hace mucho…mucho  tiempo, cuando las palabras aún eran jóvenes, el viejo líder espiritual Lakota estaba en lo alto de una gran montaña y tuvo una visión. En su visión, Iktomi, el gran sabio, apareció bajo la forma de una araña. Iktomi le habló en una lengua sagrada. Mientras hablaba la araña  Iktomi  tomó una elástica rama de sauce, que tenía plumas, pelo de caballo, cuentas y ofrendas en él, y empezó a tejer una telaraña en ella

Habló al anciano acerca de los ciclos de la vida, la forma en que comenzamos nuestras vidas, siendo  como niños, cuidados por padres y abuelos, hasta que somos independientes  y vamos madurando en nuestra vida y creciendo hasta  la edad adulta. Tenemos hijos, los cuidamos y seguimos evolucionando y  finalmente llegamos a la vejez en la que hay que volver a cuidar  de los bebés, si estamos saludables, o ser cuidados como bebés, si no lo estamos tanto… completándose  el ciclo vital humano.

Iktomi dijo mientras continuaba tejiendo su red, "En cada momento de la vida hay muchas fuerzas, algunas buenas y otras malas. Si escuchas a las fuerzas buenas, ellas te guiaran en la dirección correcta, pero, si escuchas a las fuerzas malas, van a orientarte en la dirección equivocada y pueden hacerte daño, así que estas fuerzas pueden ayudar, o pueden interferir con la armonía del ser humano y  la naturaleza entera "… todo esto le decía mientras iba tejiendo su telaraña.

Cuando Iktomi terminó de hablar, le dio al viejo sabio Lakota   la red  tejida y le dijo: "Esta red es un círculo perfecto con un agujero en el centro. Utiliza esta  red para ayudar a tu gente a alcanzar sus metas, y que hagan buen uso de sus ideas, sueños y visiones. Si crees  en el gran espíritu, la telaraña atrapará  tus buenas ideas y las malas se irán por el agujero”

El anciano comunicó  su visión a la gente y desde entonces muchos indios cuelgan  un atrapasueños por encima de su cama para tamizar sus sueños y visiones. El bien es capturado en la telaraña de la vida y se expande  con la gente, pero el mal de sus sueños queda atrapado  a través de los nudos y expulsado por  el agujero, en el centro de la red y deja de molestar en sus vidas.

Dice la leyenda, que el atrapasueños sostiene el destino de la humanidad.

lunes, 29 de abril de 2013

El Amor Verdadero


      Cuenta la leyenda que una vez existió un hombre con cierta avanzada edad, su misión era la de ir a la residencia donde estaba su mujer interna para poder desayunar con ella.
Ella ya llevaba bastantes días en ese lugar, ya que tenía Alzheimer con un grado muy avanzado, por lo que era difícil que recordara cosas. El hombre apenas tenía preocupación, él solo tenía prisa por verla cada día y esperar a que ella se acordara de él, sabía que aunque él llegara tarde ella no se enfadaría.
El pobre hombre ya tenía asumido que su mujer a ratos no sabía ni quién era, confesó que hace más o menos 3 años la mujer ya no le reconocía, la enfermera le dijo, y ¿si ya no sabe quién es usted porque necesita venir a verla todas las mañanas para luego llevarse una desilusión tras otra?
El hombre respondió con firmeza, sinceramente, ella apenas sabe quién soy yo, pero yo sé perfectamente quien es ella, el hombre, conteniéndose las lágrimas que comenzaban a ponerle los ojos llorosos, dijo, el amor verdadero es mirar a esa otra persona con la que has compartido toda una vida y ver todo lo que es para ti y todo lo que significa, lo que ha sido, lo que es y lo que será, y es que a pesar de todo nada importa, tan solo el amor.




miércoles, 24 de abril de 2013

El Pozo de los Deseos


Un pozo de los deseos es un término del folklore europeo para describir los pozos en que se piensa que cualquier deseo expresado sería concedido. La idea que un deseo sería concedido vino de la creencia de que había dioses contenidos en el agua o de que había sido colocada allí como regalo de los dioses, puesto que el agua era una fuente de la vida y a menudo era una materia escasa.
El agua se consideró que contenía energías curativas y por lo tanto los pozos llegaron a ser populares entre mucha gente que bebía, se bañaba o simplemente expresaba deseos sobre ella. La gente cree que los guardas o los habitantes del pozo le concederían su deseo si pagaban un precio. Generalmente, después de pronunciar el deseo, uno debía arrojar monedas al pozo. El deseo entonces sería concedido por el guarda o el habitante, basado en cómo la moneda aterrizaría en el fondo del pozo. Si la moneda aterrizaba cara arriba el deseo sería concedido. Si la moneda aterrizaba cruz arriba el deseo no sería concedido.

La tradición de lanzar pequeñas monedas a charcas y fuentes proviene de esto. Las monedas serían colocadas allí como regalos para la deidad en forma de agradecimento.

miércoles, 17 de abril de 2013

Kabbalah

Los 72 nombres de Dios


Amor no es mirarse el uno al otro, sinó mirar los dos en la misma dirección.
 Antoni de Saint Exupéry

Nunca dejes de sonreir, ni siquiera cuando estés triste, porque nunca sabes quién se puede enamorar de tu sonrisa.
Gabriel García Márquez

jueves, 4 de abril de 2013

El Viaje Imaginario de Verónica

Hoy les traigo un cuento escrito por mi hija para un trabajo de estudios, inspirado en El Señor de los Anillos, espero que os guste. 


      Mi viaje por La Tierra Media comienza en La Comarca, tierra de hobbits .
      Nada mas llegar busqué alojamiento en una típica casa del lugar, algo pequeña pero muy agradable.  Aquí algunos lugareños me aconsejaron que si quería un buen guía para el resto de mi viaje, tendría que acercarme hasta un pueblo cercano llamado Bree y allí contratar los servicios de un montaraz en la Agencia de Viajes Trancos

    . Así que eso hice al día siguiente. Mi guía, un tipo muy simpático, me dijo que lo próximo que debíamos visitar era Rivendel y hacia allí dirigimos nuestros pasos. Resultó ser un sitio precioso; una ciudad situada en un valle entre cataratas y una naturaleza exuberante . La gente del lugar es un poco estirada pero son buena gente. Allí tuve ocasión de comprar algunos productos típicos de la zona como, pan élfico (llamado lembas) y miruvar, un vino dulce y muy bueno.
       Seguimos el viaje por el Bosque de Fangorn e hicimos acampada a la sombra de un Ent, árbol muy parlanchín que no nos dejó dormir en toda la noche con su parloteo. Estando ya un poco hartos de tanto bosque, nos dirigimos hacia Minas Tirith, una ciudad muy bulliciosa y bonita en la que pasamos un par de días. Allí visitamos el Zoo de Mordor donde pudimos ver algunos orcos, goblins i olifantes , todos en peligro de extinción. Pudimos visitar algunas tabernas y comprar algunos souvenirs.

       Al ser un viaje breve nos quedó pendiente una visita al famoso mago y tarotista Gandalf, pero eso me servirá de excusa para volver la próxima vez.

       Es un viaje lleno de magia y aventuras que recomiendo a todos, pues no resulta nada caro, tan solo tienes que echar a volar tu imaginación y también podrás hacerlo.

 Verónica Arincón

La Rosa de Jericó


Cuenta la leyenda que, cuando Jesús se retiraba a orar al desierto, la Rosa de Jericó, arrastrada por los vientos, se detenía dulcemente a sus pies y, de madrugada, después de abrirse con el rocío de la noche, ofrecía al Maestro las gotas de agua de sus ramitas. Jesús las tomaba con las yemas de sus dedos, llevándolas a los labios para calmar su ardiente sed. Conmovido, la bendijo.

Extendida esta leyenda con el paso de los años a otras naciones y otros continentes, diferentes etnias han considerado la Rosa de Jericó como Flor Divina, reconociéndola, además, como portadora de beneficiosos efluvios. Coinciden también muchas ramas del mundo esotérico en atribuirle especiales propiedades, acogiéndola como el talismán vivo más escaso y deseado.

Existe la firme creencia, arraigada en muchos pueblos de la Tierra, de que quien adopta y cuida una Rosa de Jericó, debidamente preparada con el Ritual Arameo de la Esperanza, atrae milagrosamente hacia sí y los suyos PAZ, AMOR, SALUD, FUERZA, FELICIDAD, SUERTE EN LOS NEGOCIOS, HABILIDAD EN EL TRABAJO, BIENESTAR ECONÓMICO… Es por ello que, en numerosas ocasiones, llegaron a pagarse sumas muy considerables por poseerla, pues rara vez se tenía ocasión de encontrarla.

jueves, 28 de marzo de 2013

La Leyenda del Conejo de Pascua

Cuenta esta leyenda que, cuando metieron a Jesús al sepulcro que les había dado José de Arimatea, había dentro de la cueva un conejo escondido, que muy asustado veía cómo toda la gente entraba, lloraba y estaba triste porque Jesús había muerto. El conejo se quedó ahí viendo el cuerpo de Jesús cuando pusieron la piedra que cerraba la entrada y lo veía y lo veía preguntándose quien sería ese Señor a quien querían tanto todas las personas. Así pasó mucho rato viéndolo; pasó todo el día y toda una noche, cuando de repente el conejito vio algo sorprendente: Jesús se levantó y dobló las sábanas con las que lo habían envuelto. Un ángel quitó la piedra que tapaba la entrada y Jesús salió de la cueva ¡más vivo que nunca! El conejo comprendió que Jesús era el Hijo de Dios y decidió que tenía que avisar al mundo y a todas las personas que lloraban, que ya no tenían que estar tristes porque Jesús había resucitado. Como los conejos no pueden hablar, se les ocurrió que si les llevaba un huevo pintado, ellos entenderían el mensaje de vida y alegría y así lo hizo. Desde entonces, cuenta la leyenda que, el conejo sale cada Domingo de Pascua a dejar huevos de colores en todas las casas para recordar al mundo que Jesús resucitó y hay que vivir alegres.

domingo, 24 de marzo de 2013

Iban mirándome al pasar (Ángel Crespo)


En una cueva de un monte lejano
me refugié. Y era de día
y cantaba el agua en el agua
y el aire soñaba en el aire.

Me refugié para no huirme
y no encontrarme. Era de noche
y el monte aquel era de luz.

Nunca supe de procesiones
como aquéllas: vestían clámides
transparentes, sin fimbrias, iban
mirándome al pasar.

Lo que no tiene fin no se posee
ni nos posee: las miradas,
suyas y mías, eran formas
de otra forma de amor.

No hay dioses muertos si son dioses,
ni aquella cueva, ni aquel monte,
ni aquella luz, ni clámides
sin fimbrias, pues abrí
los ojos, y hasta el pecho
surgió el río del río.


domingo, 17 de marzo de 2013

El niño, el viejo y el borrico (Fábula)


Iban un viejo y un chico
Por esos mundos de Dios,
Y acompañando a los dos
Iba también un borrico.

El vejete ya encorvado,
Iba a pie con mucha paz,
Y mientras tanto el rapaz
Iba en el burro montado.

Vieron esto ciertas gentes
De no sé qué población,
Y con acento burlón
Exclamaron impacientes
¡Mire usted el rapazuelo
Y qué bien montado va,
Mientras de viejo que está
Andar no puede el abuelo!

¿No era mejor que el chiquillo
Siguiera a pie de reata,
Y que el viejo que va a pata
Montara en el borriquillo?

El anciano que esto oyó,
Dijo al muchacho: -Discurro
Que hablan bien: baja del burro,
Que vaya montarlo yo.


El niño, sin impugnarlo,
Bajó del asno al instante,
Y echó a andar, mientras boyante
Iba el abuelo a caballo.

-¡Vaya un cuadro singular
Y un chistoso vice-versa!
(Dijo otra gente diversa,
Que así los vió caminar):
¡Mire usted el viejarrón
Y cómo va cabalgando,
Mientras el chico va dando
Tropezón tras tropezón!

¿No era mejor que el vejete
¡Maldito sea su nombre!
Fuese a pie, que al fin es hombre,
Y no el pobre mozalbete?

-¡Alabado sea Dios!  
Dijo el viejo para sí:
¿Tampoco les gusta así?
¡Pues nada! a montar los dos.

Esto dicho, de la chupa
Tiró al muchacho, y subióle
De un brinco arriba, y montóle
Muy sí señor en la grupa.

-¡Perfectamente! exclamaron,
Soltando la taravilla,
Los de otro lugar o villa
Con los cuales se encontraron:

¿Habrá cosa más bestial,
Aunque sea pasatiempo,
Que montar los dos a un tiempo
En ese pobre animal?

¿No era mejor, voto a bríos,
Que alternasen en subir,
Y no que el burro ha de ir
Cargado así con los dos?

-Cosa es que ya me encocora
Exclamó el viejo bufando:
Bajemos los dos … ¡y andando!
A ver qué dicen ahora.

Y uno y otro descendieron.
Y a pie empezaron a andar,
Y… -¡Bien! ¡muy bien! ¡vaya un par!,
Otras gentes les dijeron:

¿Es posible que se dé
Quien así busque molestias?
¡Qué majaderos! ¡qué bestias!
Tienen burro, y van a pie.

Cargado entonces del todo,
Dijo el viejo: -¡Voto va!
¿Con que no podemos ya
Acertar de ningún modo?

Hagamos lo que nos cuadre,
Sin hacer caso el menor
De ese mundo charlador,
Llore o ría, grite o ladre.

Esté limpia la conciencia,
Que es el deber principal,
Y en lo demás cada cual
Consulte su conveniencia.

Por nada, pues, ya me aburro
En un mundo tan ruin:
Conque… arriba, chiquitín,
Que es lo mejor.-¡Arre, burro!

Fin

miércoles, 13 de marzo de 2013

Violeta y el elfo (Exportada de otro de mis blogs)


Nuestra amiga Violeta, que era una pequeña hada muy bonita y pizpireta, paseaba una tarde por un sendero del bosque, a donde acudía cada día  durante la primavera para ver los nidos que las golondrinas hacían en las ramas de los árboles. Había un nido en especial que a Violeta le gustaba mucho, porque ya era el tercer año que aquella familia de aves,venía al mismo lugar a tener sus polluelos y Violeta había entablado amistad con la señora golondrina.
     Hablando estaban cuando apareció de pronto un elfo muy guapo que enseguida se fijó en Violeta, ambos se gustaron al momento. Ocurrió eso que llaman un flechazo. Pasearon, hablaron y rieron hasta bien entrada la tarde y cuando ya Violeta volvía a su casa, su enamorado galán le dijo, justo al pasar junto al nido de las golondrinas.
     _Ahora tengo que marchar a un largo viaje que me mantendrá alejado de la comarca por unos meses, pero te prometo que antes de que estas golondrinas vuelvan, habré vuelto yo, ellas son testigos de la promesa que te hago.
       El elfo marchó y los meses pasaron; el verano, el otoño, el invierno....Y volvió la primavera y Violeta fue a saludar a sus amigas las golondrinas, pero el elfo no volvió. Cada año por primavera, venían las golondrinas y preguntaban a Violeta por su enamorado y la respuesta siempre era la misma. _ No ha vuelto.

      Fue pasando el tiempo y un año las golondrinas no vinieron, ni al siguiente, ni nunca más.

      Violeta fue creciendo y también un día dejó de ir al lugar donde encontró a su elfo. Con los años, poco a poco fue olvidándose de su rostro y de su voz. Pero nunca volvió a ser el hada alegre y siempre risueña que todos conocimos. Y el elfo y su promesa se perdieron para siempre en el tiempo y el recuerdo.

          Julia L. Pomposo