Antes de entrar deja fuera tu rabia y tu ira. Bienvenido a este bosque encantado, un lugar donde podemos dar rienda suelta a ese niño que todos llevamos dentro, tienes mi permiso para dejarle salir y que haga locuras. Sumérgete en este mundo mágico de las hadas y los duendes y vuelve pronto, te esperaré agitando mis alas

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jueves, 28 de marzo de 2013

La Leyenda del Conejo de Pascua

Cuenta esta leyenda que, cuando metieron a Jesús al sepulcro que les había dado José de Arimatea, había dentro de la cueva un conejo escondido, que muy asustado veía cómo toda la gente entraba, lloraba y estaba triste porque Jesús había muerto. El conejo se quedó ahí viendo el cuerpo de Jesús cuando pusieron la piedra que cerraba la entrada y lo veía y lo veía preguntándose quien sería ese Señor a quien querían tanto todas las personas. Así pasó mucho rato viéndolo; pasó todo el día y toda una noche, cuando de repente el conejito vio algo sorprendente: Jesús se levantó y dobló las sábanas con las que lo habían envuelto. Un ángel quitó la piedra que tapaba la entrada y Jesús salió de la cueva ¡más vivo que nunca! El conejo comprendió que Jesús era el Hijo de Dios y decidió que tenía que avisar al mundo y a todas las personas que lloraban, que ya no tenían que estar tristes porque Jesús había resucitado. Como los conejos no pueden hablar, se les ocurrió que si les llevaba un huevo pintado, ellos entenderían el mensaje de vida y alegría y así lo hizo. Desde entonces, cuenta la leyenda que, el conejo sale cada Domingo de Pascua a dejar huevos de colores en todas las casas para recordar al mundo que Jesús resucitó y hay que vivir alegres.

domingo, 24 de marzo de 2013

Iban mirándome al pasar (Ángel Crespo)


En una cueva de un monte lejano
me refugié. Y era de día
y cantaba el agua en el agua
y el aire soñaba en el aire.

Me refugié para no huirme
y no encontrarme. Era de noche
y el monte aquel era de luz.

Nunca supe de procesiones
como aquéllas: vestían clámides
transparentes, sin fimbrias, iban
mirándome al pasar.

Lo que no tiene fin no se posee
ni nos posee: las miradas,
suyas y mías, eran formas
de otra forma de amor.

No hay dioses muertos si son dioses,
ni aquella cueva, ni aquel monte,
ni aquella luz, ni clámides
sin fimbrias, pues abrí
los ojos, y hasta el pecho
surgió el río del río.


domingo, 17 de marzo de 2013

El niño, el viejo y el borrico (Fábula)


Iban un viejo y un chico
Por esos mundos de Dios,
Y acompañando a los dos
Iba también un borrico.

El vejete ya encorvado,
Iba a pie con mucha paz,
Y mientras tanto el rapaz
Iba en el burro montado.

Vieron esto ciertas gentes
De no sé qué población,
Y con acento burlón
Exclamaron impacientes
¡Mire usted el rapazuelo
Y qué bien montado va,
Mientras de viejo que está
Andar no puede el abuelo!

¿No era mejor que el chiquillo
Siguiera a pie de reata,
Y que el viejo que va a pata
Montara en el borriquillo?

El anciano que esto oyó,
Dijo al muchacho: -Discurro
Que hablan bien: baja del burro,
Que vaya montarlo yo.


El niño, sin impugnarlo,
Bajó del asno al instante,
Y echó a andar, mientras boyante
Iba el abuelo a caballo.

-¡Vaya un cuadro singular
Y un chistoso vice-versa!
(Dijo otra gente diversa,
Que así los vió caminar):
¡Mire usted el viejarrón
Y cómo va cabalgando,
Mientras el chico va dando
Tropezón tras tropezón!

¿No era mejor que el vejete
¡Maldito sea su nombre!
Fuese a pie, que al fin es hombre,
Y no el pobre mozalbete?

-¡Alabado sea Dios!  
Dijo el viejo para sí:
¿Tampoco les gusta así?
¡Pues nada! a montar los dos.

Esto dicho, de la chupa
Tiró al muchacho, y subióle
De un brinco arriba, y montóle
Muy sí señor en la grupa.

-¡Perfectamente! exclamaron,
Soltando la taravilla,
Los de otro lugar o villa
Con los cuales se encontraron:

¿Habrá cosa más bestial,
Aunque sea pasatiempo,
Que montar los dos a un tiempo
En ese pobre animal?

¿No era mejor, voto a bríos,
Que alternasen en subir,
Y no que el burro ha de ir
Cargado así con los dos?

-Cosa es que ya me encocora
Exclamó el viejo bufando:
Bajemos los dos … ¡y andando!
A ver qué dicen ahora.

Y uno y otro descendieron.
Y a pie empezaron a andar,
Y… -¡Bien! ¡muy bien! ¡vaya un par!,
Otras gentes les dijeron:

¿Es posible que se dé
Quien así busque molestias?
¡Qué majaderos! ¡qué bestias!
Tienen burro, y van a pie.

Cargado entonces del todo,
Dijo el viejo: -¡Voto va!
¿Con que no podemos ya
Acertar de ningún modo?

Hagamos lo que nos cuadre,
Sin hacer caso el menor
De ese mundo charlador,
Llore o ría, grite o ladre.

Esté limpia la conciencia,
Que es el deber principal,
Y en lo demás cada cual
Consulte su conveniencia.

Por nada, pues, ya me aburro
En un mundo tan ruin:
Conque… arriba, chiquitín,
Que es lo mejor.-¡Arre, burro!

Fin

miércoles, 13 de marzo de 2013

Violeta y el elfo (Exportada de otro de mis blogs)


Nuestra amiga Violeta, que era una pequeña hada muy bonita y pizpireta, paseaba una tarde por un sendero del bosque, a donde acudía cada día  durante la primavera para ver los nidos que las golondrinas hacían en las ramas de los árboles. Había un nido en especial que a Violeta le gustaba mucho, porque ya era el tercer año que aquella familia de aves,venía al mismo lugar a tener sus polluelos y Violeta había entablado amistad con la señora golondrina.
     Hablando estaban cuando apareció de pronto un elfo muy guapo que enseguida se fijó en Violeta, ambos se gustaron al momento. Ocurrió eso que llaman un flechazo. Pasearon, hablaron y rieron hasta bien entrada la tarde y cuando ya Violeta volvía a su casa, su enamorado galán le dijo, justo al pasar junto al nido de las golondrinas.
     _Ahora tengo que marchar a un largo viaje que me mantendrá alejado de la comarca por unos meses, pero te prometo que antes de que estas golondrinas vuelvan, habré vuelto yo, ellas son testigos de la promesa que te hago.
       El elfo marchó y los meses pasaron; el verano, el otoño, el invierno....Y volvió la primavera y Violeta fue a saludar a sus amigas las golondrinas, pero el elfo no volvió. Cada año por primavera, venían las golondrinas y preguntaban a Violeta por su enamorado y la respuesta siempre era la misma. _ No ha vuelto.

      Fue pasando el tiempo y un año las golondrinas no vinieron, ni al siguiente, ni nunca más.

      Violeta fue creciendo y también un día dejó de ir al lugar donde encontró a su elfo. Con los años, poco a poco fue olvidándose de su rostro y de su voz. Pero nunca volvió a ser el hada alegre y siempre risueña que todos conocimos. Y el elfo y su promesa se perdieron para siempre en el tiempo y el recuerdo.

          Julia L. Pomposo



martes, 5 de marzo de 2013

La campana encantada


.........Era cosa cierta entre los antiguos moradores de Atenamictli que cada 29 de junio, a las doce, y a las veinticuatro horas se oía un repique suave y misterioso entre las aguas del río de San Pedro.
.........Aquel sitio de campanas lejanas justifica el poder de Camaxtli, era un sollozo de los fundadores de dicho lugar y constituía un presagio para los hombres de buena voluntad.
.........La principal divinidad de los atenamitecos era Camaxtli, y como supo anticipadamente la traslación del pueblo que fundaron los toltecas en su peregrinación de mar a mar, como a él llegó la queja de los muertos que iban a quedar abandonados, resolvió encantar la mejor campana de Atenamictli, con cuyo sonido guiaría después por el sendero del bien a quienes pudieran conservar la gracia de oírla.
.........Aquel dios penetraba en los pensamientos de todos y por lo mismo, conocía el ardid de los españoles para trasladar dicho pueblo al lugar que hoy ocupa ésta ciudad.
.........La noche que conducía sigilosamente los santos y las campanas del primitivo Zacatlán al sitio que de antemano habían elegido, al llegar al río notaron que una de las campanas aumentaba excesivamente de peso, después se dieron cuenta que un poder invisible se las arrebataba y pronto, a pesar de los esfuerzos que hicieron defendiéndola, sintiendo que les faltaba las fuerzas, cayeron desmayados, rodó al río la campana y el sonido que produjo al caer se fue perdiendo lejos, muy lejos...
.........Repuestos de su impresión se pusieron a buscar la campana, pero ya jamás llegaron a encontrarla, creyeron que tal vez, la corriente, entonces impetuosa, la había arrastrado y que al golpearla entre las rocas, les había dado la sensación de que rodó muy hondo.
.........Camaxtli llevó a cabo su designio, ayudado de la diosa Chalchiuhtlicue, había encantado la campana.
.........Los indios, según indicaciones de los frailes franciscanos, salieron a buscar el sitio elegido por los santos para edificar el nuevo pueblo, porque el primero no les gustaba.
......... Los santos y la campana estaba debajo de unas peñas y entre espesa maleza, en el lugar donde hoy está el convento zacateco, y al cabo de un tiempo fundose el nuevo Zacatlán que todos conocemos
.........Atenamictli no fue abandonado del todo, era preciso atender los campos de cultivo del pueblo abandonado y así fue como un día 29 de junio, uno de nuestros antepasados oyó un repique misterioso dentro de las aguas a las doce horas del día.
.........Con el transcurso de los años, fue observado por todos los pobladores de éste, el hecho fue prodigioso, y por fin llegaron a darse cuenta de que ser repetía el repique a las doce de la noche, en los años subsiguientes.
.........El sonido de aquella campana a veces simulaba risa, ora una queja, después una llamada. Era que Camaxtli estaba satisfecho de su obra, era que nuestros desaparecidos lloraban por haberse quedado tan solitarios; era una llamada de amor y una promesa de felicidad a todo zacateco.
.........Pasaron los años como los hilos cristalinos del río, para jamás volver. Camaxtli fue derribado de su altar, de su poder y sus obras se perdieron en el polvo del olvido y del tiempo. Se acabaron los hombres buenos en toda la extensión de la palabra, y por ésta razón; ¡la campana encantada enmudeció para siempre!.

Zacatlán, a 20 de septiembre de 1933
Prof. Baudelio Candanedo