Antes de entrar deja fuera tu rabia y tu ira. Bienvenido a este bosque encantado, un lugar donde podemos dar rienda suelta a ese niño que todos llevamos dentro, tienes mi permiso para dejarle salir y que haga locuras. Sumérgete en este mundo mágico de las hadas y los duendes y vuelve pronto, te esperaré agitando mis alas

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jueves, 30 de enero de 2014

Las primeras muñecas

                                           
Los juguetes siempre estuvieron donde hubo un niño, cualquier artilugio casero podía valer, un trocito de madera tallada, un canto rodado pintado, un trozo de tela relleno de serrín, cualquier elemento era útil para satisfacer los juegosde los niños que nos antecedieron.
Pero no será hasta bien entrado el siglo XVII cuando comienzan las primeras representaciones de muñecas manufacturadas. La mayoría hechas en Inglaterra,en pequeños talleres familiares y realizadas en madera, así llegamos hasta principios del siglo XIX.
A mediados de ese siglo comienza a utilizarse el papel maché, un nuevo material que abarataría los costes de fabricación, ya que cada molde podía utilizarse para muchas muñecas, su fórmula consistía en un compuesto de papel viejo, harina y cola. Se produjeron en masa en Alemania, Francia y los Estados Unidos.
La cera es otro material muy usado en esa época, sobre todo a la caída de la industria maderera a partir de 1840. Se vertía el líquido en moldes calientes, se hacía en  cera la cabeza y los miembros, el pelo natural se injertaba, y los ojos de cristal se fijaban a la cabeza, mientras que los cuerpos iban rellenos de paño. En Inglaterra, destacarían dos fabricantes cuyas muñecas hoy en día adquieren un gran valor en el mundo del coleccionismo: Montanari y Pierotti.
Posteriormente se siguieron realizando muñecas de cera, pero ésta era vertida sobre cuerpos de papel maché, consiguiéndose en la actualidad muñecas de este tipo a mejor precio.  

jueves, 23 de enero de 2014

Obstáculos (Jorge Bucay)

Voy andando por un sendero.
Dejo que mis pies me lleven.
Mis ojos se posan en los árboles, en los pájaros, en las piedras. En el horizonte se recorta la silueta de una ciudad. Agudizo la mirada para distinguirla bien. Siento que la ciudad me atrae.
Sin saber cómo, me doy cuenta de que en esta ciudad puedo encontrar todo lo que deseo. Todas mis metas, mis objetivos y mis logros. Mis ambiciones y mis sueños están en esta ciudad. Lo que quiero conseguir, lo que necesito, lo que más me gustaría ser, aquello a lo cual aspiro, o que intento, por lo que trabajo, lo que siempre ambicioné, aquello que sería el mayor de mis éxitos.
Me imagino que todo eso está en esa ciudad. Sin dudar, empiezo a caminar hacia ella. A poco de andar, el sendero se hace cuesta arriba. Me canso un poco, pero no me importa. Sigo. Diviso una sombra negra, más adelante, en el camino. Al acercarme, veo que una enorme zanja me impide mi paso. Temo... dudo. Me enoja que mi meta no pueda conseguirse fácilmente. De todas maneras decido saltar la zanja. Retrocedo, tomo impulso y salto... Consigo pasarla. Me
repongo y sigo caminando.
Unos metros más adelante, aparece otra zanja. Vuelvo a tomar carrera y  también la salto. Corro hacia la ciudad: el camino parece despejado. Me sorprende un abismo que detiene mi camino. Me detengo. Imposible saltarlo. Veo que a un costado hay maderas, clavos y herramientas. Me doy cuenta de que está allí para construir un puente. Nunca he sido hábil con mis manos...
Pienso en renunciar. Miro la meta que deseo... y resisto.
Empiezo a construir el puente. Pasan horas, o días, o meses. El puente está hecho. Emocionado, lo cruzo. Y al llegar al otro lado... descubro el muro. Un gigantesco muro frío y húmedo rodea la ciudad de mis sueños...
Me siento abatido... Busco la manera de esquivarlo. No hay caso. Debo escalarlo. La ciudad está tan cerca... No dejaré que el muro impida mi paso. Me propongo trepar. Descanso unos minutos y tomo aire... De pronto veo, a un costado del camino un niño que me mira como si me conociera. Me sonríe con complicidad.
Me recuerda a mí mismo... cuando era niño. Quizás por eso, me animo a expresar en voz alta mi queja: -¿Por qué tantos obstáculos entre mi objetivo y yo? El niño se encoge de hombros y me contesta: -¿Por qué me lo preguntas a mí?
Los obstáculos no estaban antes de que tú llegaras... Los obstáculos los trajiste tú.

lunes, 20 de enero de 2014

Leyenda del sapo


(Leyenda araucana)
El sapo, cuyo nombre científico es bufo bufo, es un anfibio anuro (batracio que carece de cola) de piel verrugosa, ojos saltones, extremidades cortas y piel de color verde pardusco, cubierta de verrugas, es de hábitos nocturnos y se alimentan de invertebrados, hormigas, pulgones, insectos y ya de adulto de cualquier pieza móvil, desde coleópteros , arañas y cualquier tipo de insectos, por lo que es beneficioso para la agricultura.
El sapo he generado distintas leyendas una de ellas es la versión araucana:

Cuenta esta antigua leyenda que Chebaren, la hija del cacique, era amada por Huaruco, que la pidió a su padre. Le traía ofrendas pero la machi (sabia, hechicera) hizo fumigaciones para alejar a Gualicho (espíritu maligno), y consultó el humo y este dio malos presagios. Huaruco y Chebaren se casaron y cuando iban a su ruca (casa) se oyó una voz de la laguna , que llamaba a Huaruco.
Éste fue atraído por la llamada, y a su pesar se acercó a la laguna, en cuyo fondo vivía la reina de las aguas., la Luna , que era su amante. La machi invocó a huecuvú y éste atrajo a Huaruco, arrancándolo al maleficio de la Luna, y pudieron los amantes entrar en su ruca, pero sólo una noche. Al otro día Chebaren oyó la voz de Huaruco que se despedía de ella para siempre, y lo vio convertirse en sapo, que saltando se iba a la laguna. Lo llamó pero todo fue en vano. Lo atrajo la Luna, que cuando no está en el cielo se convierte en mujer y desde su palacio, en el fondo del agua, llama a sus amantes. Y desde entonces, cuando elige un joven lo transforma en sapo para que no pueda tener amor humano.-

martes, 14 de enero de 2014

Leyendas de las flores. El aciano

La reina Luisa de Prusia fué una hermosa dama, de gran valor El emperador Napoleón el Grande invadió su país y se apoderó de él, oprimiendo al pueblo, pero la reina luchó valientemente contra el invasor.

Sin embargo, al fin, el enemigo tomó la capital (Berlín), y la reina, que tras muchas penalidades, pudo escapar con sus hijos, fue a esconderse en un campo cubierto de acianos. Los niños, asustados, empezaron a llorar, Entonces la reina Luisa, temiendo que alguien les oyera y les descubriera, cogió algunas de aquellas florecitas azules y haciendo con ellas coronas y ramas para los pequeños príncipes, logró distraerles de su pena.

Uno de ellos se llamaba Guillermo, y algunos años después derrotó al sobrino de Napoleón. Proclamado primer emperador de Alemania, tomó como símbolo el aciano.

viernes, 3 de enero de 2014

La verdadera historia del reno de la nariz roja

Una noche de diciembre en Chicago, hace muchos años, una pequeña niña saltó al regazo de su papá y le hizo una pregunta. Una pregunta muy simple, con su curiosidad de niña, pero que tuvo gran efecto en el corazón de Robert May, su padre. -Papa- dijo la pequeña Bárbara de 4 años - Porque mi mamá no puede ser como las otras mamás?- La mamá de la pequeña, Evelyn se encontraba muy enferma de cáncer, los 3 vivían en un pequeño departamento de solo dos cuartos y todo el dinero que Bobo ganaba lo usaban para los medicamentos y tratamientos de Evelyn, que yacía acostada en un pequeño sofá. La tristeza de Bob al escuchar la pregunta de su hija era muy grande, las vidas de los adultos suelen ser complicadas y se complican aún más con la inocencia de los niños, entonces, buscando una respuesta que quitara esa carga de su pequeña hija comenzó a inventar una historia tratando de responder. Bob sabía el significado de "diferente", desde niño había sido muy delicado y enfermizo, con la crueldad que permite la ignorancia los otros niños siempre se burlaban de él y no le permitían jugar con ellos, Bob era delgado, delicado y pequeño y sus compañeros de clase siempre lo hacían llorar con sus burlas.
De adulto Bob tampoco fue muy feliz, tenía un trabajo mediocre, su esposa estaba enferma y los dos años que había durado su estado crítico lo habían dejado deprimido, triste y con muchas deudas. Aunque no lo supo en ese momento, Bob dió a su hija la respuesta que traería un milagro a su vida. Esa noche fría de Diciembre, en Chicago Bob abrazó a su pequeña hija y comenzó a contarle un cuento. Rodolfo, el reno de la nariz roja Hace mucho tiempo, había un reno llamado Rudolph (Rudolf), el unico reno en el mundo que tenía una gran nariz roja. Naturalmente la gente le llamaba "Rodolfo, el reno de la nariz roja". Rodolfo estaba terriblemente avergonzado por su enorme nariz tan peculiar, los otros renos se burlaban de él, su padre, su madre y su hermana tambien sentían pena por la desdicha de Rudolph. Incluso él mismo se sentía muy apenado. Una noche en víspera de Navidad, Santa Claus estaba preparando su trineo, alistando a todos sus renos, Dasher, Prancer, Vixen y los otros para dar la vuelta alrededor del mundo, llevando regalos a los niños. Pero de pronto una terrible tormenta se desató y la neblina cubrió toda la tierra, evitando que los renos pudieran remontar el vuelo y Santa sabía que con tanta niebla no podría encontrar una sola chimenea. De pronto, Rudolph apareció para ver que sucedía, su gran nariz brillaba como nunca. Santa sintió que esa era la respuesta a su problema, así que llamó a Rudolph y lo colocó al frente del trineo, adelante de todos los demás renos, como líder. Con esa gran nariz como guía los venados pronto remontaron el vuelo y Rudolph condujo a Santa a cada una de las chimeneas. Esa terrible noche ni la lluvia, los truenos, la nieve o la niebla pudieron detener a Rudolph que con su gran nariz roja iluminó el camino. Y así fue como Rudolph se convirtió en el reno más querido y admirado de todos, esa gran nariz que un día lo hizo sentir tan mal, hoy era la envidia de todos en el mundo de los renos. Santa Claus les dijo a todos los renos que Rudolph había sido el héroe y desde ese día Rudolph pudo vivir sereno y feliz La pequeña Barbara sonrió contenta cuando su papá terminó la historia y cada noche desde esa vez, le pedía a su papá que le contara la historia de Rudolph como un arrullo para poder dormir. Luego Bob deicidó hacerle un cuento a su pequeña hijita cuando se aproximaba la navidad. Se puso a escribirlo como un poema y le puso algunos dibujos muy simples, luego lo adornó como si fuera un libro, para darselo como regalo a su hija. Noche tras noche Bob trabajó en los versos porque quería que su hija tuviera un regalo valioso, lo poco que él pudiera hacer no era suficiente, ya que no tenía dinero para comprarle nada. Una noche, mientras Bob daba los toques finales al poema de Rudolph, la tragedia entró a su casa, Evelyn se puso más grave e irremediablemente murió. Bob, más triste que nunca y con todas las esperanzas rotas se hizo fuerte para no caer frente a Barbara, apoyándose en esa idea se sentó en su solitario departamento y volvió a trabajar en Rudolph con lágrimas en los ojos. Cuando Barbara lo recibió se emocionó tanto que loró de alegría sosteniendo con gusto el hermoso regalo que su padre le había hecho con sus propias manos, su regalo de Navidad. Luego Bob fue invitado a la fiesta de celebración de navidad de los empleados, él no tenía ánimos para ir, se sentía deprimido y más solo que nunca, pero sus jefes le insistieron. Cuando Bob aceptó, llevó con él su poema de Rudolph y en la fiesta lo leyó a los invitados. Al principio la muchedumbre ruidosa lo escuchó entre risas y comentarios burlones, pero luego se quedaron callados y al final rompieron en un aplauso espontáneo. Eso fue en 1938. Por la navidad de 1947, cerca de 6 millones de copias del libro habían sido regaladas o vendidas, haciendo de Rudolph uno de los libros más distribuidos en el mundo. La demanda de productos de Rudoplh se incrementó en muchos sentidos, cada día más productos nuevos con la imagen de Rudolph eran vendidos y la gente solicitaba aún más. Los historiadores predijeron que Rudolph tendría un lugar especial en las leyendas de Navidad. Y así fue... A través de todos los años de infelicidad y amargura y la muerte trágica de su esposa, Bob ha conseguido la calma, recordando siempre con agradecimiento la noche en que su hija pequeña de 4 años le hizo una pregunta que lo llevó a un milagro.