Antes de entrar deja fuera tu rabia y tu ira. Bienvenido a este bosque encantado, un lugar donde podemos dar rienda suelta a ese niño que todos llevamos dentro, tienes mi permiso para dejarle salir y que haga locuras. Sumérgete en este mundo mágico de las hadas y los duendes y vuelve pronto, te esperaré agitando mis alas

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domingo, 25 de enero de 2015

El séptimo cielo

...Y Dios creó siete cielos arriba y siete tierras abajo, siete océanos y siete ríos, siete días y siete semanas, siete años y siete veces siete años, y los siete mil años de la duración del mundo. Y cada uno de los siete cielos arriba tiene sus estrellas, sus cuerpos astrales y sus soles. Cada uno tiene su jerarquía, con poder de ejecutar la voluntad soberana. Y los que sirven son diferentes en cada cielo: en algunos, los sirvientes tienen seis alas; en otros, cuatro alas. En algunos, tienen seis caras; en otros, dos caras. Algunos, están hechos de fuego; algunos, de agua, y algunos, de aire. Y todos los cielos están colocados unos dentro del otro, como las hojas de una cebolla. Todos obedecen la palabra del Creador. Pues encima de todos está Dios, ¡Bendito sea Él!
Por eso viene la tradición de decir "estar en el séptimo Cielo", quiere decir que no se puede estar mejor que al lado de Dios.

La armadura de madera que la cubre representa los siete cielos del Paraíso islámico, presididos por el trono de Alá, en el octavo cielo, en la versión del Corán.

lunes, 19 de enero de 2015

Los nueve mundos (leyenda nórdica)

Sgún la mitología nórdica, el mundo estaba dividido en nueve partes o los nueve mundos, en los que se encontra­ban todos los elementos animados e inanimados del universo. Estos nueve mundos eran:

1. Muspellheim: El más elevado, allí residían los gigantes de fuego y los demonios ígneos. Surt, el demonio herrero de la desgracia era el más poderoso de esta parte del mundo, sería el que tendría que luchar contra el dios superviviente del Ragnarok.

2. Nifleheim: El mundo más bajo, el del frío y de las tinieblas en medio del cual está la fuente Hvergelmer, donde habita la ser­piente Nidhug.

3. Midgard o Mannaheim, también llamada “tierra media”: Es el reino de los hombres y especies vivientes, rodeado por un gran océano. Los dioses le dieron a Ask y a Embla, la primera pareja humana, este mundo para que lo habitaran y perpetuaran su especie.

4. Asgard: Por encima de Midgard estaba el hogar de los dioses, dentro de él, existen varias mansiones de las cuales cada dios tie­ne una, excepto Odín que tenía tres: Gladsheim, donde estaba el Consejo de los dioses; Valaskialf en donde el gran dios puso su trono; y Valhala, la más hermosa, éste era el lugar al que iban to­dos los guerreros que morían durante la lucha. Asgard. al ser la residencia divina, también era el lugar en donde se reunían para decidir el futuro y los avatares de los nueve mundos. Este reino está unido a Midgard mediante el Bifrost, un arco iris llamean­te que vigilaba Heimdall.

5. Jotunheim: En un principio los gigantes vivían en el Ginnungagap. pero tras su primera derrota a manos de los asios se creó Jotunheirr, más allá del océano que se encontraba al norte y que rodeaba Mid­gard. Este mundo estaba separado de Asgard por el río Iving, que jamás se congelaba. Thor acostumbraba a viajar hasta este lugar para poder dedicarse a su pasatiempo preferido, matar gigantes.

6. Vanaheim: Por encima de la tierra se encontraba el reino de los dio­ses vanios, grandes guerreros que fueron sometidos por los asios.

7. Alheim: El mundo de los elfos de luz se encontraba entre Vana­heim y Jotunheim, gobernado por Frey quien guardaba alli Skibladnir, el navio que le regalaron los enanos.

8. Svartalheim: Ascendiendo por Alheim se llegaba al mundo de los elfos oscuros, criaturas malignas que protegían el reino de Hel.

9. Hel: El reino de la muerte se encontraba entre Svaralheim y Niflheim, el cual estaba gobernado por Hel, hija de Loki, mientras su entrada estaba custodiada por un perro, Gann. En este mundo terminaban aquellos que morían por enfermedad o vejez.

domingo, 4 de enero de 2015

El regalo de Año Nuevo


Dinah es una de las niñas más bondadosas que han existido, pero es muy, muy perezosa. No hay nada que le guste más que acurrucarse en un rincón cálido bajo el sol y no hacer nada.

La mamá de Dinah deseaba mucho que su hija aprendiera a leer, pero la señora que trató de enseñarle pronto se dio por vencida. "No sirve de nada", dijo, "Dinah no va a aprender. No es tonta, pero es demasiado perezosa para cualquier cosa".

Y sucedió que, poco después de esto, un joven de Massachusetts llegó a la casa donde vivía Dinah. Trajo consigo algo que nadie en el barrio había visto antes - un par de patines.

Cuando Dinah vio al joven correr sobre sus patines de un lado al otro de la plaza quedó tan sorprendida que casi no sabía qué pensar. Ella corría tras él como un gato, sus ojos negros brillando como nunca antes habían brillado.

Un día el joven le permitió probar los patines. La niña estaba muy feliz y agradecida. Por supuesto, se caía y revolcaba sobre el piso, pero no le importaba para nada.

"Mira, Dinah", dijo el joven, "Sé que mi tía ha estado tratando de enseñarte a leer".

Dinah respondió que por cierto lo había hecho.

"¿Por qué no has aprendido?" - preguntó el joven. "No tienes que molestarse en responder," dijo él, "era sólo porque eres demasiado perezosa. Ahora bien, si para el primero de enero, tú aprendes a leer, te digo lo que voy a hacer. Te enviaré el mejor par de patines que pueda comprar en Boston".

Qué enormes se abrieron los ojos de Dinah. Por un momento no dijo nada, pero luego exclamó decididamente: "Claro que voy a tener esos patines".

Y así lo hizo. Cuando Dinah se concentraba en su trabajo siempre podía hacerlo bien, no importa lo que fuera.

La señora a quien antes Dinah le había resultado una niña de tan difícil aprendizaje, ahora no tenía problemas. Ante la más mínima señal de pereza, la palabra PATINES era más que suficiente para hacerla concentrar instantáneamente en su lección.

En la mañana de Año Nuevo, ella recibió un caja rotulada en grandes letras de imprenta:

SEÑORITA DINAH MORRIS,
Para entregar a: Sra. Lawrence Delaney,
NEW ORLEANS, LA.
Si ella puede leer lo que está en el exterior de esta caja,
entonces puede quedarse con lo que contiene.

Y como Dinah leyó cada palabra con claridad y rapidez, por supuesto obtuvo los hermosos patines que la caja contenía. Y ahora, sentarse acurrucada al sol sin hacer otra cosa, no es precisamente lo que más le gusta hacer.