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miércoles, 20 de mayo de 2015

Todo sobre los elfos


Los elfos son criaturas de la mitología nórdica y germánica. Originalmente se trataba de una raza menor de la fertilidad y representados como hombres y mujeres jóvenes, de gran belleza, que viven en bosques, cuevas o fuentes. Se les consideraba como seres de larga vida o inmortales y con poderes de vida.

La palabra elfo proviene del proto-germánico *albo-z, *albi-z, y del nórdico antiguo álfr, el alto alemán medio elbe. El femenino en español es "elfina", "elfinas" (en plural).

La etimología primordial puede ser la raíz proto-indoeuropea *albh- que significa "blanco", del cual también proviene el latín albus "blanco".
Los términos correspondientes en las lenguas germánicas son:
Nórdico antiguo: álfr, plural álfar.
Islandés: álfar, álfafólk y huldufólk (gente escondida).   
Danés: Elver, elverfolk o alfer
Noruego: alv, alven, alver, alvene / alvefolket
Sueco: alfer, alver o älvor
Germánico occidental continental
Neerlandés: elf, elfen, elven, alven (neerlandés medio alf)
Alemán: del inglés: Elf (m), Elfe (f), Elfen elfos
Elb (m, plural Elbe o Elben) es un término reconstruido, mientras que Elbe (f) está atestiguado en el alto alemán medio. Alb, Alp (m), plural Alpe tiene el significado de "íncubo" (antiguo alto alemán alp, plural *alpî o *elpî).

Los elfos de la fantasía literaria
En novelas de fantasía y folklore, los elfos son frecuentemente descritos como gente pequeña con orejas puntiagudas y personalidades traviesas. Además, en la visión más moderna son imperceptibles, y viven en los bosques y otros lugares naturales; así, se los mezcla con duendes y otros seres faéricos tradicionales.

En su versión literaria moderna, son longevos (pueden vivir milenios) y tienen poderes mágicos, que usan para proteger la naturaleza. Los elfos se caracterizan principalmente por sus orejas puntiagudas y grandes ojos. También se distingue su alta estatura y sus movimientos ágiles y ligeros. Poseen una gran destreza con la magia y una fuerza superior a los humanos, además de una mayor inteligencia y sensatez. Los elfos se han relacionado siempre con la naturaleza y el aprecio que le tienen a ella. Y viven para protegerla con ayuda de su magia de seres oscuros. Los elfos son de carácter serio, aunque amable. Son responsables, leales y honrados, ante todo. Como muchos de los seres fantásticos, los elfos piensan que los humanos son una raza inferior, debido a su falta de inteligencia.

Se cuenta que la raza élfica ha precedido a la Humanidad (J. R. R. Tolkien) en un gran número de milenios. Viven en sociedades análogas a las humanas, con reyes a quienes están sometidos. Aman el juego, la danza y el canto. A menudo pasan la noche entera en rondas infatigables que solo interrumpe el canto del gallo, pues temen la luz del día y la mirada de los humanos. El que, de noche, en una llanura solitaria, se deja fascinar por la belleza de sus hijas y acepta entrar en su ronda, está perdido. Pero lo más frecuente es que sus danzas no tengan testigos; por la mañana se nota solamente en la hierba húmeda el rastro de sus pasos.

En alta fantasía, generalmente los elfos no son hostiles a los humanos, ya que los consideran inferiores y de poca importancia. A menudo desprecian a la especie humana como inferior y bárbara, del mismo modo que algunos miran a los animales de compañía y otros animales; el caso más extremo de eso podemos encontrarlo en los elfos de Pratchett, donde se trata de seres sin ningún tipo de empatía ni remordimientos, que tratan a los humanos (y a todo en general, hasta a ellos mismos) como fuente de entretenimiento, sin darle demasiada importancia al tipo de entretenimiento que proporcionen (música, danza, sujetos para torturar, etc.).

También hay elfos oscuros (svartalfer en la mitología nórdica), los cuales son retorcidos y malignos. Los elfos son enemigos de los orcos y goblins, y suelen estar permanentemente peleados con los enanos.

martes, 12 de mayo de 2015

El Bosco y Rafael Alberti

“El jardín de las delicias” del Bosco “visto” por Alberti El poema de Rafael Alberti -que reproducimos completo por la sorprendente originalidad de su léxico- contiene series caóticas que nos aproximan al mundo pictórico del Bosco (¡quién no se ha sobrecogido contemplando el cuadro “El jardín de las delicias”, que se exhibe en el Museo de El Prado!).

El Bosco

 El diablo hocicudo,
 ojipelambrudo,
 cornicapricudo,
perniculimbrudo
 y rabudo,
 zorrea,
 pajarea,
 mosquiconejea,
humea,
ventea,
peditrompetea
 por un embudo.

 Amar y danzar,
beber y saltar,
 cantar y reír,
oler y tocar,
 comer, fornicar,
dormir y dormir,
llorar y llorar.

 Mandroque, mandroque,
 diablo palitroque.

¡Pío, pío, pío!
Cabalgo y me río,
me monto en un gallo
 y en un puercoespín,
 en burro, en caballo,
 en camello, en oso,
en rana, en raposo
 y en un cornetín.

Verijo, verijo,
 diablo garavijo.

 ¡Amor hortelano,
 desnudo, oh verano!
 Jardín del Amor.
En un pie el manzano
y en cuatro la flor.
 (Y sus amadores,
céfiros y flores
 y aves por el ano.)

Virojo, virojo,
diablo trampantojo.

 El diablo liebre,
tiebre,
notiebre,
 sipilipitiebre,
y su comitiva
chiva,
estiva,
sipilipitriva,
cala,
empala,
desala,
traspala,
apuñala con su lavativa.

 Barrigas, narices,
lagartos, lombrices,
 delfines volantes,
 orejas rodantes,
ojos boquiabiertos,
 escobas perdidas,
barcas aturdidas,
vómitos, heridas,
muertos.


Predica, predica,
 diablo pilindrica.

Saltan escaleras,
corren tapaderas,
revientan calderas.
 En los orinales
letales, mortales,
los más infernales
pingajos, zancajos,
 tristes espantajos
finales.

Guadaña, guadaña,
diablo telaraña.

El beleño,
el sueño,
el impuro,
oscuro,
seguro
botín,
 el llanto,
 el espanto
 y el diente
crujiente
sin
 fin.

 Pintor en desvelo:
 tu paleta vuela al cielo,
y en un cuerno,
tu pincel baja al infierno.

Rafael Alberti

Este es el cuadro que inspiró a Rafael Alberti tan singular poema y que lo describe perfectamente